Las empresas familiares representan un sector importante de la economía. Sin embargo, para prosperar, enfrentan grandes retos. La mayoría nace con el fin de generar trabajos y patrimonio, pero necesitan fortalecerse para sobrevivir.

Una situación frecuente y compleja en las empresas familiares, donde el capital y las ideas provienen de un grupo cercano (padres, hijos, hermanos), es que se espera que participen como socios o empleados. Aunque no sepan mucho del negocio, quizás prefieren parientes a empleados contratados, por la confianza y por el deseo de apuntalar su futuro.

Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos en este aspecto, que puede desbalancear el equilibrio entre el negocio y la familia. La experiencia de KPMG sugiere que quienes se integran y reciben un salario deben tener las habilidades necesarias para ganarse ese derecho y en el futuro de hacerse cargo de los puestos directivos. 

Aportamos valor a las empresas familiares: Las empresas familiares presentan rasgos singulares, por lo que su crecimiento y sostenibilidad residen en asegurar tanto el equilibrio como la separación entre las necesidades de la organización y las expectativas de los miembros de la familia. En KPMG conocemos la realidad y las dificultades a las que se enfrentan los empresarios familiares.

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