Vivimos tiempos de importantes desafíos y una enorme transformación en todos los sectores a nivel global y la industria aeroespacial y de defensa (A&D) no es ajena a este contexto de cambios. 

A la pandemia siguió la rotura de las cadenas de suministro, un aumento significativo en las tasas de inflación o el conflicto entre Rusia y Ucrania. 

Con sus aviones en tierra en 2020, las aerolíneas cancelaron pedidos de nuevas aeronaves y redujeron los de piezas de repuesto. Las operaciones de fusiones y adquisiciones en el sector se desplomaron entre 2019 y 2020, con un breve repunte en 2021 y principios de 2022. La subida de los tipos de interés y la incertidumbre económica llevó a un nuevo descenso de las operaciones en la segunda mitad de 2022, factores que continúan impactando las perspectivas de evolución para 2023.   

En el sector Aeroespacial, el tráfico aéreo se recuperó en 2022 (aunque los viajes de larga distancia y los de negocios no han vuelto a recuperar los niveles prepandemia), pero se observa cómo el segmento de aviación comercial ha pasado de una restricción de demanda a una de oferta. 

Por lo que respecta al sector de Defensa, la naturaleza pública de sus contratistas contribuyó a que no se viera tan afectado durante la pandemia, si bien sí se ha visto impactado por las posteriores disrupciones en las cadenas de suministro. El conflicto Rusia-Ucrania y las crecientes tensiones geopolíticas, han propiciado un aumento en los precios de la energía y unas elevadas tasas de inflación con una escalada de costes que preocupa al sector, si bien la perspectiva de aumento del gasto militar (con el compromiso de los miembros de la OTAN de alcanzar el 2% del PIB) ofrece un panorama positivo para el sector.

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